En 1986, la parte arquitectónica, la parte tecnológica y las decoraciones demostraban su estado precario de una forma tal que el hotel tuvo que ser cerrado y reconstruido. Volvió a abrirse, en 1989, tras haber sido cuidadosamente restaurado manteniendo características del estilo modernista de Viena así como aquellos elementos únicos gracias a los cuales, hoy, es posible, fácilmente, distinguirlo de otros edificios de Praga en estilo modernista.